De aquel famoso refrán de «dos no discuten si uno no quiere», estamos viviendo en España en estos momentos uno muy similar: «dos no dialogan si uno no quiere».
El martes 3 de octubre de 2017, después del intento de golpe al estado de derecho del 1-O de los independentistas en Cataluña, SSMM El Rey Felipe VI emitió este discurso:
Estamos viviendo momentos muy graves para nuestra vida democrática y en estas circunstancias quiero dirigirme directamente a todos los españoles.
Todos hemos sido testigos de los hechos que se han ido produciendo en Cataluña, con la pretensión final de la Generalitat que sea proclamada, ilegalmente, la independencia de Cataluña.
Desde hace ya tiempo, determinadas autoridades de Cataluña, de una manera reiterada, consciente y deliberada han venido incumpliendo la Constitución y su Estatuto de Autonomía, que es la ley que reconoce, protege y ampara sus instituciones históricas y autogobierno.
Con sus decisiones han vulnerado de forma sistemática las normas aprobadas legal y legítimamente, demostrando una deslealtad, inadmisible, hacia los poderes del Estado. Un Estado al que, precisamente, esas autoridades representan en Cataluña.
Han quebrantado los principios democráticos de todo Estado de derecho y han socavado la armonía y la convivencia en la propia sociedad catalana llegando, desgraciadamente, a dividirla.
Hoy la sociedad catalana está fracturada y enfrentada. Esas autoridades han menospreciado los afectos y los sentimientos de solidaridad que han unido y unirán al conjunto de los españoles. Y, con su conducta irresponsable, incluso pueden poner en riesgo la estabilidad económica y social de Cataluña y de toda España.
En definitiva, todo ello ha supuesto la culminación de un inaceptable intento de apropiación de las instituciones históricas de Cataluña. Esas autoridades de una manera clara y rotunda, se han situado totalmente al margen del derecho y de la democracia. Han pretendido quebrar la unidad de España y la soberanía nacional, que es el derecho de todos los españoles a decidir democráticamente su vida en común.
Por todo ello, y ante esta situación de extrema gravedad, que requiere el firme compromiso de todos con los intereses generales. Es responsabilidad de los legítimos poderes del Estado asegurar el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones, la vigencia del Estado de derecho y el autogobierno de Cataluña, basado en la Constitución y en su Estatuto de Autonomía.
Hoy quiero además transmitir varios mensajes a todos los españoles, particularmente a los catalanes.
A los ciudadanos de Cataluña, a todos, quiero reiterarles que desde hace décadas, vivimos en un Estado democrático que ofrece las vías constitucionales para que cualquier persona pueda defender sus ideas dentro del respeto a la ley. Porque como todo sabemos, sin ese respeto, no hay convivencia democrática posible en paz y en libertad, ni en Cataluña ni en el resto de España ni en ningún lugar del mundo.
En la España constitucional y democrática saben bien que tienen un espacio de concordia y de encuentro con todos sus conciudadanos.
Sé muy bien que en Cataluña también hay mucha preocupación y gran inquietud con la conducta de las autoridades autonómicas. A quienes así lo sienten, les digo que no están solos, ni lo estarán, que tienen todo el apoyo y la solidaridad del resto de los españoles y la garantía absoluto de nuestro Estado de derecho en la defensa de su libertad y de sus derechos.
Y al conjunto de los españoles que viven con desasosiego y tristeza estos acontecimientos les transmito un mensaje de tranquilidad, de confianza y también de esperanza. Son momentos difíciles pero los superaremos, son momentos muy complejos pero saldremos adelante porque creemos en nuestro país y nos sentimos orgullosos de lo que somos. Porque nuestros principios democráticos son fuertes, son sólidos, y lo son porque están basados en el deseo de millones y millones de españoles de convivir en paz y libertad. Así hemos ido construyendo la España de las últimas décadas y así debemos seguir en ese camino, con serenidad y con determinación. En ese camino, en esa España mejor que todos deseamos, estará también Cataluña.
Termino ya estas palabras dirigidas a todo el pueblo español para subrayar una vez más el firme compromiso de la Corona con la Constitución y la Democracia. Mi entrega al entendimiento y a la concordia de los españoles y mi compromiso como Rey a la unidad y la permanencia de España.
Personalmente me pareció que dentro del nerviosismo, lógico por otra parte, fue un discurso contundente y claro contra los que no quiere cumplir la ley y a favor del estado de derecho, que dio un aire a los ciudadanos para seguir creyendo en nuestra democracia y nuestro país.
Este discurso, que curiosamente hizo ponerse en contra a la vez a Pablo Iglesias, Rufián, Alberto Garzón, Puigdemont y la CUP y por empatía a todos los españoles que quieren un estado anárquico, tienen una máxima en la critica al Rey al que le culpan, entre otras cosas, de no pedir «dialogo».
Debo ser yo tengo que ser el único que ha visto en estos últimos meses que Puigdemont y los independentistas:
– No han querido «dialogar» con el gobierno a pesar de varias peticiones de todos los partidos constitucionalistas.
– No ha querido venir al Congreso a «dialogar» donde está la representación de todos los españoles.
– No ha querido venir a la Conferencia de Presidentes donde se «dialoga» sobre las autonomías, sus competencias y financiación. (Foto)
– No han querido «dialogar» con el resto de representantes en el Parlament de Cataluña.
– No han querido «dialogar» con los secretarios e interventores del Parlament y los ayuntamientos que les decían que se estaban saltando todas las leyes y mucho menos con los tribunales y jueces.
– No han querido «dialogar» ni con los propios partidos de izquierdas en Cataluña como Psoe y En Comu Podem.
Pero ahora la culpa es también del Rey porque no ha dicho la palabra «diálogo».
¡QUE NO QUIEREN DIALOGAR!, ni quieren más competencias, ni mejor financiación, lo que quieren es romper España y montar su cortijo de impunidad!!!!!
Basta Ya!