Esta semana, el Gobierno socialcomunista de Sánchez-Iglesias inicia la actividad parlamentaria de esta legislatura en el congreso de los diputados iniciando el debate sobre una Ley de la Eutanasia.

No voy a exponer en estas líneas una justificación sobre mi opinión personal sobre este asunto, porque la eutanasia, aunque nos quieran hacer creer lo contrario, no tiene nada que ver con ideologías políticas, y mucho menos con siglas de ningún partido, la eutanasia es un tema de conciencia donde cada persona tiene su propia opinión sobre como afrontar los últimos momentos de lo más sagrado que tiene el ser humano, que es la vida.

En mi partido, las personas más liberales pueden estar a favor de esta ley y probablemente los más conservadores estarán en contra, pero estoy convencido de que incluso personas muy liberales o conservadoras en este asunto en concreto, pueden tener una opinión que pudiera parecer distinta a sus ideales políticos, como estoy seguro que también ocurre con personas de otras ideologías o formaciones políticas de todos los partidos, porque esto es un tema de conciencia donde cada persona, debido a sus vivencias personales en su entorno cercano, ha ido tejiendo su propia opinión al respecto.

Entonces, ¿Cuál es la razón para que Sánchez e Iglesias decidan que ésta sea la PRIMERA LEY que se tenga que debatir en esta legislatura? ¿Es este asunto tan urgente y prioritario? Pues probablemente para algunas pocas familias lo sea, pero personalmente y con todo respeto a esas familias, son mucho más numerosas las familias que, a pesar de los momentos en los que se encuentran, sólo tienen palabras de agradecimiento para el servicio y el trabajo que hacen los profesionales en los cuidados paliativos de nuestro país.

La razón de la presura por traer este debate a la opinión pública es por tanto otra, que no es otra que poner una nueva trampa a la sociedad española sobre “lo que debemos hablar” para que no se hable de otras cosas vergonzantes de este “newgobierno” y lograr una nueva división entre españoles.

El socialcomunismo utiliza siempre la táctica de la división allá donde quiere implantarse, y tenemos muchos ejemplos de debates impostados recientes sobre ecologismo, feminismo, catolicismo, tauromaquia, caza o el tema reciente del PIN, que ha ocupado y ocupa tertulias, telediarios y tuits durante más de un mes, y que aunque fue Vox quien lo propuso, han sido los medios y partidos de izquierdas los que lo han avivado hábilmente para que siga dividiendo, en este caso a los padres y a la comunidad educativa.

¿Las personas a las que les gustan los toros son de derechas o de izquierdas? ¿Las personas católicas son de izquierdas o de derechas? ¿Los cazadores son socialdemócratas o liberales? ¿Cuando alguien se considera ecologista o feminista es de izquierdas o de derechas? La respuesta a todas las preguntas es que cada persona es libre de que le guste o practique algún modo de vida o de pensar más allá de ideologías políticas o directrices de partido.

La izquierda se dedica a ponernos etiquetas, similares a lo que hacía el socialismo hitleriano, que dividen entre los míos y los otros, entre buenas y malas personas, haciendo que quien no cumple sus cánones, sean calificados por una parte de la sociedad de forma negativa.

Así, ya estoy viendo compañeros del Partido Popular y a tertulianos de centro derecha que ya han caído en la trampa de Pedro Sánchez, y están pidiendo a Pablo Casado una postura de partido que sólo puede dividirnos internamente como ya pasó con otros temas de conciencia como el aborto. Seamos más inteligentes que quien nos quiere dividir.

La sociedad española es mucho más inteligente de lo que este socialcomunismo piensa, y no debemos caer en esta nueva cortina de humo que ahora nos quieren imponer con un debate impostado.

Y lo más importante, la sociedad española vive con total libertad para pensar o hacer lo que quiera, aunque el socialcomunismo nos diga cómo debemos vivir y cómo tenemos que pensar para cumplir con sus etiquetas.