Hace unos años conocí en Morata a un chaval, que a pesar su cargo, me llamó la atención su cercanía, su «normalidad», me lo presentó Alejandra Lahuerta Díaz y en aquel momento venía a Morata a una convención o reunión que hicimos con politicos de la zona y vecinos de Morata para hablar de las mejoras que podiamos hacer en la politica local, en nuestros pueblos…. Se llamaba (y se llama) Percival Manglano, y me llamó la atención como nos contaba que se había perdido en Conde de Casal (como nos suena eso a los que vivimos por aqui)vy le había tocado esperar hora y media al siguiente autobus(un director general que viene en bus y no con chofer en coche oficial???
Percival me pareció una persona como digo sin ningún tipo de «carguitis», y hablaba de su trabajo en la Comunidad de Madrid a la vez que nos contaba que por la noche tenía ensayo en un grupo de rock en el que tocaba…. Un tipo cercano, inteligente y amable.
Pocos meses despues, Esperanza Aguire le nombraba Consejero de Economía de la Comunidad de Madrid!! Ostras, en plena crisis!!! La Consejería más importante!!!
Y comenzó a trabajar por la región con algún triste desanimo como la fallida eurovegas pero con muchas medidas encaminadas siempre a la mejora económica de la región con liberación de horarios y otras medidas que hoy están dando sus frutos.
Percival volvió a Morata, a la sede del Partido Popular , ya de Consejero, y seguía siendo el mismo tipo cercano y amable que conocí meses atras, pero además sabía mucho de lo que hablaba, que era el tema que más nos preocupaba, «la situación económica».
Con sorpresa y, tengo que reconocer, que algo de tristeza, Percival anunció que dejaba un tiempo despues el gobierno de la Comunidad de Madrid, por razones que no he sabido nunca, porque en mi opinion apuntaba a lo más alto.
Dejó la politíca y escribió un libro «Pisando Charcos». Lo has comprado ya?
He seguido en contacto con Percival a traves de este genial invento de las redes sociales, porque además de caerme bien, coincido con él (o él conmigo, jejeje) en casi todo lo que tiene que ver con la política. Me considero Liberal como él (que no conservador), considero que hay que acercarse al ciudadano, que hay que cargar con menos impuestos para que haya mas creación de empleo, que el Estado debe controlar menos todo, etc, etc.
Percival ha sido Padre esta semana, mis felicitaciones de haber pasado al club de los #Papásquesenoscaelababapornuestraspeques. Su hija se llama Erenia, y me apetece muchisimo poneros una carta de Percival a su hija.
Con permiso de Percival, Leerla, está llena de razón, sentido y actualidad.
Enhorabuena por todo.
Aquí os la dejo:
Querida hija mía,
Es una tarde lluviosa de julio en Vitoria. Estoy sentado delante del escritorio del cuarto de tu madre –menuda jabata tu madre- en una silla incómoda. Tú duermes en la cuna a un metro escaso de mí. De vez en cuando haces algún ruidito o suspiras. Tienes apenas unos días de vida. Eres extremadamente buena. Lloras bastante poco y siempre que lo haces es por una buena razón.
Durante estos últimos intensos días (y noches), he pensado que algún día preguntarás qué pasaba en España cuando naciste. Como prefiero no fiarme de mi memoria, te escribo ahora esta carta que espero leas con interés en el futuro.
Los últimos seis años han sido muy difíciles para España. Lo han sido por culpa de una terrible crisis económica. Cuando naciste, cerca de seis millones de españoles querían trabajar y no podían. De ellos, casi 2,5 millones llevaban dos años o más sin trabajar. Y cerca de 750.000 familias no tenían ningún tipo de ingresos.
La gente, claro, estaba muy enfadada. Peor aún, estaba desilusionada. Después de tantos años de crisis, había oído a demasiados políticos prometer en vano que las cosas iban a mejorar. Los políticos son las personas responsables de lo que ocurre en España. Lo son porque dirigen el Gobierno –el grupo de personas que decide por todos en un país- y aprueban las leyes que debemos cumplir. Los políticos pedían sacrificios a los españoles, pero la recompensa por el esfuerzo hecho no llegaba. Cuando la gente no ve recompensado su esfuerzo, se siente engañada. Además, los políticos pedían sacrificios a los demás pero no estaba muy claro qué sacrificios hacían ellos.
Hace un par de años, yo era un político. Lo fui durante los siete años que trabajé en un Gobierno. Ahora ya no trabajo en un Gobierno. Pero me sigue importando mucho la política. Me importa porque hay ideas en las que creo, ideas que influyen en las decisiones que se toman en nombre de todos, ideas por las que estoy dispuesto a luchar.
Los españoles estaban enfadados con los políticos cuando naciste no sólo por la desilusión que les producían. También lo estaban porque éstos no habían logrado solucionar la crisis. Lo estaban porque algunos habían robado. Pero, quizá la mayor razón para explicar su enfado es que los españoles los veían como a gente muy lejana, gente que discutía mucho y explicaba poco. A veces parecía que vivían en otro mundo y que hablaban una lengua distinta de la española.
Este enfado fue aprovechado por algunos políticos para intentar ganarse la confianza de la gente aumentando todavía más su indignación. Lo hicieron atribuyendo las desgracias de unos españoles a la maldad de otros. Algunos proponían separar una parte de España para crear otro país en el que, decían, todo iría mucho mejor. Otros decían que ellos debían sustituir a todos los políticos actuales para luego aprobar muchas leyes que obligasen a la gente a ser buena. Ambos grupos pedían más poder para los políticos.
Sus soluciones eran muy viejas. Por eso, habría que llamar a este grupo el de los “antiguos”. Hubo gente hace cien años y más que propuso estas mismas soluciones. Y nunca funcionaron. Más aún, a menudo trajeron lo opuesto de lo que prometían. Por ejemplo, prometieron libertad y hubo tiranía. Enfrentar a unas personas con otras –por su origen o por su dinero- demostró ser un pretexto para aumentar el poder de unos pocos. Esos pocos que, antes de llegar al Gobierno, dijeron que había que acabar con los privilegios y luego resultó que lo que querían era sustituir a los privilegiados.
Frente a estos “antiguos” deseosos de acumular poder, había otra gente –yo entre ella- que pensaba que la solución era otra. Había que limitar el poder de los políticos. Esto les haría más cercanos al resto de los españoles. Casi nunca había ocurrido algo así en la Historia de España. Los políticos se han preocupado por aumentar su poder, no por reducirlo. Por eso las soluciones de este grupo eran nuevas. Este grupo era el de los “innovadores”.
La misma división de opiniones entre “antiguos” y “innovadores” existía sobre cómo acabar con la crisis económica. Los “antiguos” pedían más poder para dividir a los españoles y, así, quitarles con más facilidad el dinero a unos para dárselo a otros. Esta solución tampoco había funcionado en el pasado. No funcionó porque el encargado de quitarles el dinero a unos siempre aprovechó su enorme fuerza para quitárselo a todos. Y es que quien puede darle todo a uno, también puede quitárselo todo. Y cuando se puede, se hace. Por eso se dice a menudo que el poder corrompe. Los “innovadores”, en cambio, querían ante todo limitar los abusos del poder. Pedían que se les quitase menos dinero a todos. Así habría menos abusos, el dinero se gastaría con más responsabilidad y todos podrían ganar más por su propia cuenta.
Cuando naciste, no estaba nada claro si ganarían los “antiguos” o los “innovadores”. Para cuando leas esta carta, ya sabrás quién ganó. Y sabrás si tu padre tuvo éxito o fracasó. Creo que antes me perdonarás haberlo intentado y no haberlo conseguido que no haberlo intentado. Yo, por mi parte, preferiré verte leer esta carta con el recuerdo de las batallas libradas, sin conocer ninguna batalla evitada.